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Biografía de Ramon Llull |
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La elección de Celestino V y estancia de Llull en Roma
La Vida prolonga la estancia de Ramon en Nápoles hasta la
elección del Papa Celestino V, acaecida el 5 de julio de 1294.
Inmediatamente después dice que “se dirigió a la corte romana”. La
cesura que esta redacción podría denotar, daría lugar a un breve viaje
de Llull a Barcelona y, quizás, a Mallorca. Sin poder concretar si
partió después de la elección o antes, lo que parecería más lógico desde
el punto de vista del modo de actuar de Llull, éste se hallaría en
Barcelona el 29 de julio. En tal fecha, una resolución judicial tomada
en Barcelona, atiende la queja de Llull y exige que a él o a su
procurador en Mallorca, les sea restituida una cantidad de dinero que
había recibido en calidad de albacea de un tal Pere Ruis y que estaba
destinada a los pobres; cantidad que fue depositada en el monasterio de
La Real y en manos de otra persona, quienes ahora se negaban a
restituirla.
Después Llull pasaría a Mallorca, donde entregaría a su hijo el
Arbol de filosofía ( Arbor philosophiae desideratae ). Se
trata de un texto dirigido a su hijo en el que expone los principios del
Arte. El texto, que en gran parte sigue la formulación que se
estandariza a partir de Tabla general , es comentado en algunos
capítulos en un tono de exhortación moral. Un tono íntimo y personal que
nos permite recoger un dato relevante para la biografía de Llull, una
referencia a su esposa ya fallecida: “Considera el fin, hijo, según tres
modos, es decir, el fin que es privación de las cosas que eran y no son,
como tu madre, que era y llegó a su fin...”
[i]
La elección del Papa Celestino V despertó muchas expectativas en un
sector de la Iglesia especialmente interesado por la reforma en el
interior de la cristiandad. La corte del nuevo Papa atrajo gran número
de personajes interesados en esta reforma, como, por ejemplo, el
franciscano Angelo Clareno, al cual podría haber conocido Llull en esta
ocasión. Ramon entrevió una nueva posibilidad de conseguir que sus
proyectos misioneros fueran acogidos y apoyados por las más altas
instancias eclesiales. Ese era el objetivo de su Petición de Ramon a
favor de la conversión de los infieles, al Papa Celestino V .
En diciembre de 1294 Celestino V renunció al Papado. Al mes siguiente,
también en Nápoles, se produce la elección de Bonifacio VIII, que se
dirige de inmediato a Roma. Ramon Llull continuó firme en sus gestiones,
“si bien tuvo que sufrir muchas dificultades, siguiendo repetidas veces
al sumo Pontífice” en sus frecuentes desplazamientos, nos informa la
Vida . Llull presentó al nuevo Papa otra petición, en casi
idénticos términos que la presentada a su antecesor.
Al mismo tiempo el invierno de 1294 inaugura un periodo
extraordinariamente prolífico en la redacción de nuevas e importantes
obras, periodo que se extiende hasta la partida de Llull a finales de
1296. Aparte algunos extensos escritos de lectura del Arte dos son las
obras más destacadas: Desconort y Árbol de ciencia .
El Árbol de ciencia , la segunda obra en extensión de las
escritas por Llull, fue redactado “en el año de la encarnación de
nuestro Señor Dios 1295, del día de san Miguel al día de las calendas de
abril”; es decir, del 29 de septiembre de 1295 al 1 de abril de 1296.
Fue compilado “en la ciudad de Roma y colocado sobre el altar mayor de
san Pedro, siendo encomendado a nuestra Señora, a los ángeles y a los
santos que descansan en Roma”. El Árbol de ciencia está
construido usando las figuras de árboles, pero se trata explícitamenmte
de una exposición para “poder mostrar perfectamente su Arte general”. El
esfuerzo que supone acometer una obra tan extensa, es la reacción a la
decepción sufrida ante la inutilidad de sus gestiones en la corte
pontifícia. En la narración que sirve de prólogo, se cuenta que “Ramon
se encontraba desconsolado y llorando”, cuando vino a su encuentro un
ermitaño que “por el hábito que le vio puesto y la gran barba que Ramon
llevaba, pensó que se trataba de un religioso procedente de algún
extraño país”. Es el ermitaño quien le anima a coger de nuevo la pluma,
al escuchar las quejas de Ramon porque, dice: “mis libros son poco
apreciados, y os aseguro que muchas personas me consideran loco”.
Este argumento es el hilo conductor del diálogo que conforma el
Desconort . En este bellísimo y dolido poema, Llull plasma la
confesión más íntima de su trayectoria vital, de sus propósitos, de sus
fracasos, y también de sus esperanzas. Al desprecio, la incomprensión y
la soledad, Llull contrapone la firme confianza en la gracia de Dios,
representada en el don del Arte, y la rectitud de un proyecto misionero
fundamentado en una comprensión de la fe capaz de ser expuesta
demostrativamente
[ii] . Si han
resultado inútiles el abandono de su familia, la fundación de Miramar,
sus viajes numerosos, sus escritos, sus gestiones todas, sólo resta ya,
dice Llull, “volver a tierras de sarracenos, para que pueda conducirles
a la fe; voy sin temor a la muerte”.
Pero, desde Roma, el camino que emprendió Llull no se dirigía a Africa,
sino nuevamente al centro intelectual de la cristiandad, a París.
La primera etapa fue Génova, donde, según asegura la Vida ,
“escribió algunos libros”, si bien la reconstrucción del catálogo
luliano no permite identificar ninguno como escrito en esta ocasión.
Después, Llull acude “a entrevistarse con el rey de Mallorca”, cosa que
tendría lugar en Perpignan, la residencia real habitual, o en
Montpellier.
[i]
Arbre de filosofia desiderat d.1, p. 3, I.6 (ORL XVII,
p. 415).
[ii]
Sobre la centralidad del tema del Arte en el poema cf. F. DOMINGUEZ,
Randa (1986)
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