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Biografía de Ramon Llull |
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Viajes a Roma y a París
Con el propósito, pues, de conseguir “la fundación por todo el mundo de
monasterios semejantes [al de Miramar] para la enseñanza de diversas
lenguas”, Ramon Llull se dirigió a Roma en 1287, posiblemente a finales
de abril. Como especifica la Vida , llegó a Roma “recién
fallecido el Papa” Honorio IV, que murió el tres de abril de aquel año.
El periodo de sede vacante se prolongó hasta febrero del año siguiente,
cuando fue elegido Nicolás IV. Y según da a entender la Vida ,
Ramon Llull no aguardó la elección del nuevo Papa, sino que se dirigió
de inmediato hacia París.
Para acompañar su petición ante la Corte romana, Llull había preparado
su obre Cent noms de Deu . Con ella entendía Ramon que se
refutaba el valor probativo de un argumento utilizado por los musulmanes
a favor del carácter revelado del Corán. Según dicho argumento, la
belleza tanto del contenido como de la forma del texto coránico obligaba
a reconocer su origen divino. Ramon Llull presenta su proprio texto como
demostración de que un hombre - “yo, Ramon Luyl, indigno” - puede
redactar un libro de contenido mejor. A la vez, suplica al Papa y a los
cardenales “que manden traducirlo al latín, en buen estilo, pues yo no
sabría hacerlo, porque ignoro la gramática”
[i] .
Durante estos meses, en otra obra, el Liber tartari et christiani
, Llull acomete otro de los temas recurrentes de sus obras: la
conversión de las naciones mongoles de Asia. A través de la imaginada
historia de un tártaro, “muy sabio y entendido en filosofía”, presenta
la posible utilización del Arte para la misión. El tártaro dialoga
primero con un judío y con un musulmán, hasta llegar al encuentro con el
ermitaño Blaquerna, quien le expone la fe cristiana, utilizando el
sistema de Llull, y le dirige hacia Roma, donde es finalmente bautizado
y se convierte a su vez en misionero.
La parábola imaginada por Llull debe ser relacionada con acontecimientos
de aquellos mismos meses, protagonizados por una embajada del il-can de
Persia Argún. A su cabeza de hallaba el obispo nestoriano Rabban Sauma,
nacido en Pekín. La embajada llegó a Roma a finales del mes de junio y
se encontró con la Sede vacante. Por ello, siguió inmediatamente hacia
París, donde, en el mes de septiembre, eran recibidos por el rey Felipe.
La primera visita de Ramon Llull a París es resumida por la Vida
en estas dos frases: “Por eso, dejando la Corte [pontificia], dirigió
sus pasos hacia París, para comunicar al mundo el Arte que Dios le había
dado. Así, Ramon llegó a París en tiempos del canciller Bertoldo y, por
especial mandato de dicho canciller, leyó en su aula el comentario del
Arte general”
[ii] .
La estancia en París duró algo más de un año, de fines de 1287 hasta el
verano de 1289. Disponemos de muy poca información sobre los contactos
mantenidos por Llull. Sin duda su propósito principal era ponerse en
contacto con la universidad. Después de la aprobación obtenida en
Montpellier era lógico que intentara un apoyo similar y más relevante
por parte de la más alta institución docente de la cristiandad.
Como principal centro al que acudió Llull sobresale el colegio de la
Sorbona, que tomó el nombre de su fundador, Roberto de Sorbon. El centro
estaba abierto a estudiantes de teología, ya en posesión del magisterio
en artes y no pertenecientes a ninguna orden religiosa. La Sorbona
destacó por su buena biblioteca. En 1290 contaba con unos 1.017
volúmenes, gracias a las generosas donaciones que recibió desde sus
primeros años, entre las que descolló la recibida en 1272, de casi 300
volúmenes, como legado de Gerardo de Abbeville. Gerardo se destacó en el
partido contrario al acceso de los mendicantes a la Universidad y sus
disposiciones inspiraron la norma del reglamento de la Sorbona que
prohibía prestar libros a los frailes. Parte del legado de Gerardo,
además, procedía de la biblioteca de Ricardo de Fournival (1201- ca.
1260). Con estos antecedentes, aún sin contar con el catálogo completo,
es fácil suponer que la biblioteca contaba con un importante fondo de
obras sobre temas como física o medicina
[iii] .
En la Sorbona, Llull trabó conocimiento con Pierre de Limoges, o Pierre
de La Cipière (ca. 1230 - 1306). Al ser miembro de la Sorbona, es de
suponer que era maestro en artes y que con toda probabilidad llegó a ser
maestro en teología. En todo caso, lo que ahora nos interesa, su
relación con Llull en estos años parece bien probada por los volúmenes
de obras lulianas que él se procuró y en ocasiones copió de su propia
mano. Cinco de estos volúmenes formaban parte de su legado a la Sorbona
y se conservan actualmente en la Biblioteca Nacional de Paris. El legado
de Limoges denota su marcado interés por la homilética (en su vertiente
más popular) y por la medicina, aparte de la teología. El mismo escribió
algunos comentarios a obras de Fournival y un tratado sobre el cometa de
1299. Temas todos ellos que no pueden ser pasados por alto, al mencionar
su relación con Llull [iv]
.
En la misma Sorbona encontraría Ramon a Thomas Le Myèsier, por aquellas
fechas mencionado como socio del colegio y que estrecharía su relación
con Llull en ocasiones posteriores, hasta llegar a ser su discípulo más
aventajado.
El segundo centro que Llull frecuentó en su primera estancia parisina, y
que estaba llamado a convertirse en importante estación del lulismo, fue
la cartuja de Vauvert.
Todos estos contactos establecidos por Llull hicieron posible que diera
a conocer su Arte, lo que la Vida recoge diciendo que “leyó
públicamente su Arte”. Le dieron también la confianza suficiente como
para dirigirse por escrito al rey (con quien posiblemente también se
entrevistó), a un amigo y a la Universidad de París, presentándoles sus
proyectos.
El esfuerzo de Ramon Llull por divulgar sus doctrinas, le llevó a
constatar muy pronto las dificultades que originaba su peculiar
vocabulario y sus inusuales conceptos. Muy concretamente lo indica el
Compendium seu commentum Artis demonstrativae , el texto
“leido” en París, en su capítulo final. Suplica Llull a sus lectores
“que no atiendan a la impropiedad de las palabras, que acaso no expresan
plenamente lo que se quiere decir. Que no les moleste tampoco lo inusual
del lenguaje, sino que aprendan esta forma de hablar al modo árabe (
hunc ipsum modum loquendi arabicum ), para poder así rechazar las
objeciones de los infieles. Ciertamente, declinar los términos de las
figuras, diciendo a partir de bondad bonificativo, bonificable,
bonificar, bonificado... y así de cada uno de los términos propios del
Arte, como se indica en la regla 31, no es un modo de hablar muy usual
entre los latinos, pero es necesario declinarlo así, conforme la
capacidad y operatividad de los términos de esta arte”
[v] .
Llull se refiere, como queda claro, al lenguaje necesario para aplicar
su teoría de los correlativos, que irá llenando de modo creciente todo
el sistema. Ahora bien, esta explícita referencia al “modo árabe”,
prolonga otras declaraciones anteriores, como la redacción del
Llibre d'amic e amat , según el modo de los sufis, o la composición
del Cent noms de Deu . En conjunto indican que Llull creía que
su sistema se adecuaba de lleno a la cultura árabe, convirtiéndose así
en el mejor instrumento para la misión entre los musulmanes.
Que Ramon Llull iba tomando clara conciencia de las dificultades de su
sistema, lo deja entrever en una forma quizás más existencial un pasaje
del extensísimo libro titulado Quaestiones per Artem demonstrativam
seu inventivam solubiles , elaborado con toda probabilidad durante
estos meses en París. En él se presenta, a través del Arte, la solución
a 206 cuestiones, entre las que encontramos temas de teología, de
filosofía, de antropología o de física. Nos topamos incluso con una
discusión sobre las mareas del océano Atlántico, que incluye, además,
una explicación de las manchas lunares. En el prólogo de esta obra Llull
advierte que “algunas veces, para expresar bien el pensamiento, caemos
en impropiedades de una expresión correcta”. Ruega que se superen estas
impropiedades expresivas y se busque el verdadero significado que se
quiere transmitir. Justifica, finalmente, que la sospecha de error que
ciertas expresiones pueden alimentar, “no debe imputarse a deficiencia
del Arte, sino a la propia impericia” del autor
[vi] .
La preocupación de Llull por divulgar el Arte no se limitaba a los
círculos universitarios. Destinado a un público más amplio, escribe el
Llibre de Meravelles . En él manifiesta las intenciones que le
llevaron a París: “Un hombre, que mucho había trabajado al servicio de
la Iglesia romana, fue a París y dijo al rey de Francia y a la
Universidad de París, que en París fuesen construidos monasterios donde
se aprendiesen las lenguas de los infieles, y que a estas lenguas se
tradujese el Art demostrativa ; y que con aquel Art
demostrativa se fuese a los tártaros, y se les predicase y enseñara
el Arte. De aquellos tártaros serían invitados algunos a París para
enseñarles nuestra ciencia y nuestra lengua, para que después fueran de
nuevo mandados a sus tierras. Todas estas cosas y muchas más suplicó
aquel hombre al rey y a la Universidad de París, pidiendo que todo fuera
confirmado por el Papa a perpetuidad. De esta forma se expandería la fe
romana, pues quien convierta los tártaros, los habitantes de Liconia y
los restantes gentiles, conseguirá destruir los musulmanes. De esta
forma, por vía de martirio y por grandeza de amor, todo el mundo podría
ser incorporado a la cristiandad”
[vii] .
Señalemos, por otra parte, que el Llibre de meravelles incluye
el Llibre de les bèsties , con material dependiente de la
tradición del Calila y Dimna.
[i]
Cent noms de Deu . Prol. (ORL XIX, p. 29).
[ii]
VC 19 (ROL VIII, p. 283).
[iii]
A. TUILLIER, Histoire de l'Université de Paris et de la Sorbonne
, I, Paris, 1994, p. 115-127; R. BRANNER, “The early Library of the
Sorbonne”. Scriptorium 21 (1967) 42-71, 227-259. Una relación
de los “sorbonistas” más destacados en los tiempos de Llull puede verse
en P. FURET, La Faculté de Théologie de Paris , III, Paris,
1896, p. 212ss.
[iv]
A. SOLER, “Ramon Llull and Peter of Limoges”. Traditio 48
(1993) 93-105.
[v]
MOG III, p. 450 = int. vi, p. 160.
[vi]
MOG IV, p. 17s = int. iii, p. 1s.
[vii]
Llibre de Meravelles
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